PALABRAS DEL ORATORIO COSTERO

Entreverado entre las barbas que la crecida le dio al aliso. Ahí oculto anduvo. Ahí en silencio permaneció. Ahí en esa calma buscaba al niño al que le bastaba el primer codillo para cambiar de universo.

Hubo de mudar el espacio para volver en el tiempo. Si te vas, el infierno va con uno, le advirtió un apodado sabio quien había agrandado la mochila porque incrementó pasado. Miró su carga y sólo abundaba presente.

Tiempo de asomar entre las barbas que la crecida le dio al aliso y volver a hallar lo lejos de la infancia tras el primer codillo.

Partida, cruce, una boca, el recodo… y ya la isla lo devoró para siempre.

Del oratorio costero.

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